
Ay mujer, lo sutil de tu voz,
jamás a de olvidar.
Cuando, aquella noche,
cautivo tú piel desnuda
buscando la mía.
Tu vos,
Persiste en mí ser…
Tu cuerpo, siente distancia,
pretende arrancarte, la memoria a pedazos,
dejando desierto, vacío tu alma.
Mantenedme, en tus suspiros
subliminal, quisiera…
Y sin ellos, logras respirar,
tan solo asesinad de una vez,
toda la pasión, y el frenesí que logras inspirar.
El contemplar
el dormir de tus caderas,
tus senos empinados, tu blanca piel
delirando en mis brazos.
Perpetúa en mí aquel día.
No eres digna, de empuñar la daga,
o engullir el veneno, que acabarían
mis suspiros…
hazlo, liquida la pasión.
Amor mío,
moriría a tu lado, culpable del exterminio,
de la prosa y los versos,
de la poesía y los recuerdos,
del odio y del amor,
de la esperanza y de la razón.
Sublime el tomar tú mano,
es el instante preciso,
mis besos mojaran tu piel,
calmando el fuego que te hace
enloquecer.
No obstante preciosa la tranquilidad.
Mis manos calmaran tu cuerpo,
recorriendo tú espina dorsal,
sintiendo la plenitud de tu ser,
bella mujer...
Tu cuerpo rozare,
envolvedme fuerte,
alzaremos el fuego,
ven, si, ven mi amor te amare,
por primera vez,
digno de tu existencia… Mi amada mujer.
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